Llegaste por casualidad sacada de una bolsa de basura con solo 15 días de vida. Te crié con biberones hasta que abriste los ojos y empezaste a correr por toda la casa y a morderlo todo… Me distes muchas más alegrías que cualquier ser humano que sea capaz de leer y comprender esto. Nunca me fallaste ni te apartaste de mi lado, incluso cuando te castigaba. Tu fidelidad no se puede comparar con nada ni nadie. Los que queremos a los animales y valoramos su amor hacia las personas, jamás llegaremos a agradeceros lo suficiente lo que hacéis por nosotros, sin esperar nada a cambio. Viviste casi 14 años como una reina, nunca te mereciste menos. Intenté compensarte lo mejor que supe por todo esto sobre todo en tus últimos días, cuando dejaste de caminar y de comer… No tenía sentido alargar tu sufrimiento, no lo merecías. Estuvimos Rober y yo contigo durante tu agonía y también después. Me hubiera quedado contigo toda la noche si hubiera podido. Es la tercera vez que me toca pasar por esto, algo que no deseo a nadie, pero es inevitable… A pesar del dolor, valió la pena mil veces tenerte todos estos años a mi lado. Como la primera Kira que tuve, jamás te olvidaré. Tanto a Rober como a mi, nos queda el alivio de haberte dado una vida como merecías, algo que todo ser humano debería saber hacer. Gracias infinitas.
Comentarios recientes